La Dra. Nadia Saoudi Gonzalez, se incorporó a finales de mayo como Residente en el Servicio de Oncología de Vall d’Hebron después de 6 años estudiando medicina en la Universidad de Barcelona. Hoy en la siguiente entrevista nos cuenta qué la movió a estudiar medicina y por qué eligió oncología médica en Vall d’Hebron.
Ha sido un largo camino de 6 años más el MIR, pero aquí estás en tus primeros pasos como residente, cuéntanos cómo has llegado hasta aquí: ¿Qué te movió a estudiar medicina y escoger la especialidad de oncología médica?
Entré en medicina por muchísima inquietud científica, y no por lo que se suele decir de “vocación”. Los tres primeros años de carrera, en los que cursé asignaturas de ciencias básicas, fueron apasionantes para mí, y a partir de tercero, al ver medicina interna, encontré por fin esa famosa “vocación médica”. Desde entonces, sabía que quería dedicarme a ayudar en el cabezal de cama a los pacientes, de una manera integral y global, pero que una parte importante de mi trabajo debía ser la investigación (y así poder seguir siendo fiel a mi principal motivación de estudiar medicina).
Cuando hice la asignatura de Oncología en quinto año -la cursé en el Centro François Baclesse durante mi Eramus- ví la luz. Poder ayudar a los pacientes que padecen cáncer, desde todos los aspectos, primero emocionales, evidentemente médicos y además poder participar en el avance científico de nuevas posibilidades de tratamiento, me pareció increíblemente satisfactorio. Y es que oncología es una especialidad que desde el punto de vista médico es muy integral, abarca la importante responsabilidad de establecer una relación médico-paciente intensa, y además integra la investigación científica como parte básica del día a día. Para mí, retos muy apasionantes.
¿Por qué elegiste realizar la especialidad en Vall d’Hebron?
Después de hacer el examen MIR (¡y de descansar y viajar!), fui a visitar los principales hospitales de Barcelona. La verdad que todos ellos, en más o menos intensidad, me convencieron y me gustaron.
Pero allí estaba el Vall d’Hebrón, el más grande y potente en investigación. Cuando fui a visitarlo fueron muy amables y me explicaron la realidad del día a día. Tuve lo que se podría decir “buen feeling”.
Ya en Madrid, el día de la elección, en el momento de escoger, no pude dejar escapar la oportunidad de formarme en este gran centro. Sabía que si no afrontaba el reto de formarme en este hospital, me arrepentiría. Y conociéndome y siendo sincera conmigo misma, he escogido el hospital que más se adapta a mi perfil y el que me ofrece más oportunidades para formarme como la oncóloga que tengo en mente.
¿Qué aspectos destacarías de tus primeros días como residente?
La calidad de las personas que trabajan en el Vall d’Hebrón y la cantidad de cosas que estoy aprendiendo de ellos. Llevo un escaso mes en la planta de Hepatología, y las horas de trabajo se pasan volando! Cada día aprendo tantísimo…
Mis adjuntos, residentes mayores y personal de enfermería son muy agradables, además de ser grandes profesionales. Cada día se conoce mucha gente, y estoy comprobando que el ambiente de trabajo es muy bueno y agradable. También me gustaría destacar la buena bienvenida que nos han ofrecido el Servicio de Oncología.
¿Cómo afrontas los próximos cinco años de residencia?
Ilusión podría ser la palabra, junto con ganas de trabajar y motivación. La ilusión por aprender pienso que nunca se debe perder.
Solo nos queda desear mucha suerte a la Dra. Saoudi en esta nueva etapa y por supuesto nosotros estamos encantados de tenerla en el Servicio.
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