Hace casi 11 años que llegué a Barcelona. Evidentemente, el llegar a un sitio nuevo, lejos de la familia y con una «teórica barrera lingüística» siempre genera una sensación incómoda. Y más, siendo madrileño y madridista. Me imaginaba el lunes por la mañana una sesión en catalán y encima criticando al Madrid. Nada más lejos de la realidad.
La mayoría de las sesiones son en castellano (unas pocas, muy pocas, en inglés) y excepcionalmente en catalán (por cierto, un idioma fácil de entender). Sin embargo, muchas de ellas se cambian automáticamente si cualquiera de nosotros lo pedimos.
Tras estos 11 años, creo que entiendo bastante bien el catalán, pero sin embargo no lo hablo. Y nunca ha habido ningún problema. Si un médico es trabajador, humano y tiene ganas de hacer una residencia impecable (aunque dura), este es posiblemente uno de los mejores sitios. Y, por cierto, del Madrid se habla poco. Y eso, que ahora lo tienen fácil…
A modo de ejemplo, indicar que de los 27 oncólogos que actualmente integran el servicio, 17 proceden de otras comunidades autónomas.
Dr. Javier Cortés, Jefe del Grupo de Cáncer de Mama y Melanoma y Tutor de residentes de Oncología Médica del Hospital Vall d’¡Hebron
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